Well, it might be aliens. Then again, in the tradition of Pogo it might just be us, led astray by our own technology.
A story in Britain’s Guardian newspaper today (December 18) reports that astronomers with the Breakthrough Listen Project – the comprehensive radio SETI search being run out of the University of California at Berkeley – has detected radio emissions from the direction of Proxima Centauri. That’s the closest star system to us, a mere 4.2 light-years away, and it’s known to be accompanied by at least two planets.
The signal was picked up by the Parkes 210-foot radio telescope in sheep country about 190 miles inland from Sydney, Australia. Because Proxima Centauri is only visible in the southern sky, you need a “down under” telescope to observe it.
But does this mean that SETI researchers have finally stumbled upon their holy grail, a radio emission that could only come from a deliberately constructed transmitter on another world? It’s possible, of course. But the Breakthrough Listen folk are careful not to indulge in any chest beating until the signal is subjected to additional observations.
So, what are the possible implications of this finding? Let us count the ways:
To begin, the signal apparently varies slightly in frequency, wobbling up and down the radio dial. So it’s not coming from an antenna bolted to the ground here on Earth. That immediately makes it non-terrestrial by definition, but still doesn’t certify it as alien.
Indeed, it just might be a telemetry signal from an orbiting satellite. The orbital motion of these satellites cause their transmissions to rise and fall in frequency, after all. And while you might think that the chances of accidentally tuning in a satellite are not great, you should think again. There are more than 2,700 functioning satellites buzzing our planet, providing information on the weather, imagery for Google Earth, GPS signals for navigation, and high-resolution photos for the military, just to name a few. This flood of information from hardware a few hundred miles above our heads is obviously important for a high-tech lifestyle, but it jams a lot of the radio spectrum. SETI scientists are trying to find a needle in a pile of pins.
But if it’s not a satellite signal, what else might it be? It’s possible that the signal is actually coming from something behind Proxima Centauri that just happens to line up with it. There’s an example of this coming your way next week, when Jupiter will seem to be intruding upon Saturn’s personal space as the two planets get close in the evening sky. On December 21, their separation will be only 6 arcmin, or about the width of a dime held at 20 feet. But of course Jupiter and Saturn won’t actually be close. You’d find 500 million miles of uninteresting space behind Jupiter before you encountered the ring thing. They just appear to line up.
So maybe that’s what’s going on: the signal’s not coming from Proxima Centauri, but from something else far beyond it. Maybe, but that would still be extremely interesting, as natural radio signals – the type produced by quasars, pulsars, and many other members of the cosmic bestiary – are not narrow-band. They’re not confined to a small range of frequencies, and this signal might be.
Yet another participant in this lineup is the possibility that what’s been found are merely natural radio emissions from a world having a strong magnetic field. In our own solar system, Jupiter’s noisy radio bursts have been studied for many decades. Maybe there’s such a beefy, magnetically laced planet orbiting Proxima Centauri?
That may seem plausible, but if you were to transport Jupiter to the distance of Proxima, its cacophonous outbursts would be roughly a thousand times weaker than the faintest signal our radio telescopes can detect. In other words, this explanation for the detection depends on there being an extraordinarily noisy world orbiting Proxima Centauri. Not impossible, but a bit unlikely.
Of course, there’s always the possibility that the signal is really, really local. A microwave oven in the break room of the Parkes radio telescope caused considerable consternation five years ago when it produced signals that, at first, suggested that something remarkable was happening in the distant cosmos. In fact, it was just someone heating up lunch.
So, given even this short laundry list, we see that there are several possible explanations for the signal that are, regrettably, rather prosaic. Yes, as long as we still don’t know, we should continue to consider the alien hypothesis viable. After all, any SETI detection is going to be dicey when we first make it … there will be plenty of calls for restraint intended to pacify the all-too-eager. But it’s reasonable to expect that someday one of these suspicious signals will, indeed, be the sought-after proof of intelligence on another world.
Caution is often a good idea, but one must be careful not to toss the baby with the bathwater. After all, this baby could change our concept of the cosmos.
Para aquellos de ustedes que se preguntan cómo serían los artefactos extraterrestres, tendrán que mantener los ojos y la mente abiertos.
Por Seth Shostak, Astrónomo Senior
Traducido por Lourdes Cahuich
Bueno, podrían ser extraterrestres, pero la experiencia nos dice que podría ser [algo] de nosotros, descarriados por nuestra propia tecnología.
Una noticia publicada el 18 de diciembre en el periódico británico Guardian, indica que los astrónomos del proyecto Breakthrough Listen – que hace una búsqueda exhaustiva de SETI mediante radio, realizado por la Universidad de California en Berkeley –detectaron emisiones de radio cerca de la ubicación de Próxima Centauri, que es el sistema estelar más cercano a nosotros, a solamente 4.2 años luz de distancia y se sabe que tiene, al menos, dos planetas.
La señal fue captada por el radiotelescopio Parkes de 210 pies (64 metros) en un territorio ganadero a unas 190 millas (305 kilómetros) de distancia de Sidney, Australia. Debido a que Próxima Centauri solo es visible en el cielo del sur, se necesita un telescopio "en el otro hemisferio" para observarlo.
Pero, ¿significa esto que los investigadores de SETI finalmente se han topado con su santo grial? ¿Una emisión de radio que solo podría provenir de un transmisor construido deliberadamente en otro mundo? Es posible, por supuesto, pero la gente de Breakthrough Listen tiene cuidado de no “levantar las campanas al vuelo” hasta que la señal se someta a análisis adicionales.
Entonces, ¿cuáles son las posibles implicaciones de este hallazgo? Veamos cuáles son las opciones:
Para empezar, la señal aparentemente varía ligeramente en frecuencia, oscilando hacia arriba y hacia abajo en el dial de la radio. Por lo tanto, no proviene de una antena atornillada al suelo aquí en la Tierra. Eso inmediatamente lo convierte en no terrestre por definición, pero aún no lo certifica como extraterrestre; de hecho, podría ser una señal de telemetría de un satélite en órbita. El movimiento orbital de estos satélites hace que la frecuencia de sus transmisiones aumenten y disminuyan, y aunque podrían pensar que las posibilidades de sintonizar accidentalmente un satélite no son grandes, deberían reconsiderarlo de nuevo: hay más de 2,700 satélites en funcionamiento que zumban alrededor de nuestro planeta, proporcionando información sobre el clima, imágenes para Google Earth, señales de GPS para la navegación y fotos de alta resolución para los militares, solo por nombrar algunos. Esta avalancha de información proveniente del hardware que se encuentra a solo unos cientos de kilómetros por encima de nuestras cabezas es, obviamente, importante para un estilo de vida de alta tecnología, pero interfiere con gran parte del espectro de radio. Los científicos de SETI están tratando de encontrar una aguja en un montón de alfileres.
Pero si no es una señal de satélite, ¿qué más puede ser? Es posible que la señal en realidad provenga de algo detrás de Próxima Centauri que, simplemente, se alinea con él. Un ejemplo de esto sucederá en unos días, cuando Júpiter parezca estar invadiendo el espacio personal de Saturno, a medida que los dos planetas se acercan en el cielo de vespertino: el 21 de diciembre, su separación aparente será de solo 6 minutos de arco, o aproximadamente el ancho de una moneda de diez centavos mantenida a 20 pies. Pero, por supuesto, Júpiter y Saturno no estarán realmente cerca, hay más de 800 millones de kilómetros de aburrido espacio que separa a Júpiter del planeta de los anillos; [para nosotros] simplemente parecen alinearse
Entonces, tal vez algo así está sucediendo: la señal no proviene de Próxima Centauri, sino de algo mucho más lejano. Tal vez, pero incluso eso sería extremadamente interesante, ya que las señales de radio naturales (del tipo producido por los quásares, púlsares y muchos otros miembros del bestiario cósmico) no son de banda estrecha, es decir que no se limitan a un pequeño rango de frecuencias, y esta señal podría estarlo.
Otra opción más en esta lista es la posibilidad de que lo encontrado sean simplemente emisiones naturales de radio de un mundo que tiene un fuerte campo magnético: en nuestro Sistema Solar hemos estudiado por décadas las ruidosas ráfagas de radio de Júpiter, ¿quizá hay un planeta tan robusto y con un enorme campo magnético orbitando a Próxima Centauri?
Eso puede parecer plausible, pero si transportáramos a Júpiter hasta donde se encuentra Próxima, sus estallidos cacofónicos serían aproximadamente mil veces más débiles que la señal más débil que pueden detectar nuestros radiotelescopios. En otras palabras, esta explicación para la detección depende de que exista un mundo extraordinariamente ruidoso alrededor de Próxima Centauri. No es imposible, pero es un poco improbable.
Por supuesto, siempre existe la posibilidad de que la señal realmente sea local: un horno de microondas en la sala de descanso del radiotelescopio Parkes causó una considerable consternación hace cinco años, cuando produjo señales que, al principio, sugerían que algo notable estaba sucediendo en el cosmos distante, cuando en realidad, era solo alguien calentando su almuerzo.
Entonces, aún con esta pequeña lista, vemos que hay varias posibles explicaciones del origen de esta señal que son, lamentablemente, bastante prosaicas. Pero mientras sigamos sin saberlo con certeza, debemos seguir considerando viable la hipótesis extraterrestre; después de todo, cualquier detección de SETI será arriesgada cuando la detectemos por primera vez ... habrá muchas recomendaciones de moderación destinadas a calmar a los demasiado ansiosos, pero es razonable esperar que algún día, una de estas señales sospechosas sea, de hecho, la buscada prueba de inteligencia de otro mundo.
La precaución es a menudo una buena idea, pero hay que tener cuidado de no arrojar al bebé con el agua de la bañera. Después de todo, este “bebé” cambiaría nuestro concepto del cosmos.