Por Seth Shostak, Astrónomo Senior
Traducido por Lourdes Cahuich
¿Es una reivindicación al fin? La revista New York Times informó recientemente que un proyecto del Pentágono, supuestamente cancelado para investigar fenómenos aéreos extraños, todavía está vivo. Se dijo que el esfuerzo clandestino, originalmente conocido como Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales, terminó en 2012. Pero, aparentemente, todavía está haciendo lo suyo bajo el auspicio de la Oficina de Inteligencia Naval.
Entonces donde hay humo hay fuego, ¿cierto? Si los federales todavía están ocupando dólares de los impuestos para ahondar en sucesos extraños en el cielo, debe ser porque tienen pruebas convincentes de visitantes extraterrestres. Al menos esa es la esperanza de los 100 millones de estadounidenses que parecen estar dispuestos a jurar sobre el buen libro que los OVNIs son, al menos en algunos casos, extraterrestres.
Pero espere un minuto. Antes de pagar ese curso en línea de klingonés, considere lo que realmente podría estar sucediendo aquí. Cuando el Times informó por primera vez sobre este tema, en 2017, se refería a algunos desconcertantes videos tomados por pilotos de combate de la Marina, sobre el Pacífico. Mostraron objetos no identificados delante de los aviones, objetos que parecían maniobrar de formas extrañas. Entonces, tal vez el controvertido programa sea simplemente un esfuerzo adicional para, finalmente precisar cuáles son estos objetos. Después de todo, los militares siempre han querido conocer cualquier cosa que pueda volar, por razones obvias.
Esa es la implicación más sencilla de porqué la Marina ha continuado con el programa del Pentágono. También es lo que han dicho.
Pero, ¿no es posible que lo que realmente esté sucediendo aquí no sea una investigación sobre aviones o drones desconocidos, sino una distracción para alejarnos de una verdad más inquietante? ¿Que los OVNIs no son máquinas voladoras enemigas, sino máquinas voladoras alienígenas? Quizá el gobierno no quiera admitir esto, porque piensa que todos enloqueceríamos.
Tenga en cuenta de que no está claro porqué los extraterrestres viajarían muchos miles de millones de kilómetros, a través del peligroso vacío del espacio, simplemente para hacer piruetas sobre nuestras cabezas, y ocasionalmente, jugar al gato y al ratón con la Armada. Pero -siendo totalmente francos -realmente no sabemos qué les gusta hacer a los extraterrestres. Quizá tengan sus razones.
Esta historia tiene un estímulo adicional, menciona “materiales recuperados” que “no se fabrican en la Tierra”. Esta afirmación parece a la vez sorprendente y sospechosa: los pilotos no informaron haber recogido piezas de naves espaciales o aleaciones metálicas extrañas (al menos no públicamente), por lo que no está claro dónde encontraros esos “materiales”. Además, a menos que un artefacto sea claramente muy complejo -como un teléfono celular reptiliano- ¿Cómo puede saber que no es de este planeta? Este es un caso en el que ver quizá sea creer, pero nadie nos ha permitido ver nada, lo cual es conveniente, aunque menos convincente.
Hay una faceta intrigante en este relato que creo que ayuda a señalar la verdad. Los extraterrestres (si eso es lo que son) no solo pasan el tiempo burlándose de nuestros Top Guns, sino que también parecen estar sobre nuestras bases militares. Este es un aspecto de su presencia no invitada que, según el artículo del Times, ha preocupado especialmente al senador Marco Rubio.
Bueno, si eres un fanático de la ciencia ficción, estarás familiarizado con la idea de que los alienígenas hostiles tienen que prestar atención a nuestro armamento. Después de todo, podríamos usarlo para ahuyentarlos, y quizá sea eso lo que los atrajo a la Tierra en primer lugar. Han venido como salvadores desde el cielo, deseosos de separarnos de nuestras armas de destrucción masiva. Esa sería, al menos, una explicación razonable de su aparente interés en nuestras capacidades de combate.
Pero, a decir verdad, es totalmente irrazonable. Si los extraterrestres realmente pueden llegar aquí – sea cual sea su motivación – entonces poseen una tecnología que es tremendamente más avanzada que la nuestra. Comparar su armamento con el nuestro sería como comparar la Fuerza Aérea de EE.UU. con un grupo de cazadores australopitecos. Dicho de otra forma, ¿cree honestamente que el Capitán Picard pasaría el tiempo alguna vez revisando montones de resorteras o picas en algún planeta primitivo porque, después de todo, esas son armas de última generación para los residentes locales?
Si lo que está investigando la Armada es real, el supuesto interés en nuestro ejército sugiere aviones rusos, drones chinos o algo más terrestre. En realidad, es un argumento en contra de los visitantes de otro sistema estelar.
Los humanos siempre se han visto tentados a atribuir fenómenos extraños a las actividades de seres superhumanos, así como los griegos atribuían que los rayos eran jabalinas lanzadas por Zeus. Pero la ciencia exige que cualquier hipótesis sea respaldada por observaciones imparciales, detalladas y repetibles. Todo lo que hace falta aquí.
La Oficina de Inteligencia Naval, supuestamente hará informes regulares, sobre al menos algunos de sus hallazgos. Ese tipo de divulgación suena como si fuera una buena noticia para aquellos que, como Fox Mulder “quieren creer”. Pero, de hecho, podría funcionar al revés. Esta divulgación podría robar a los creyentes de su mejor pieza de evidencia -es decir- la falta de buena evidencia.